jueves, 21 de febrero de 2008

Oración y acción

SANTA TERESA DE JESUS

"La mejor manera de descubrir si tenemos el amor de Dios es ver si amamos a nuestro prójimo. "

Mientras más se adelanta en la Oración, más debe acudirse a las necesidades del prójimo. La Oración que adormece, que ensimisma, no es genuina, pues la verdadera oración genera servicio a los hermanos. Para saber qué clase de oración se tiene, debemos medir cómo es nuestro compromiso con los demás, antes que apreciar cómo pasamos los ratos de oración.

La vida de oración debe ser un balance entre María y Marta, las hermanas de Lázaro (cfr. Lc. 10, 38-41), entre la vida contemplativa y la activa. A las almas de oración sin obras reprende la Santa, sin dejar a un lado su humor característico:

"Cuando yo veo almas muy diligentes en entender la oración que tienen y muy encapotadas cuando están en ella, ... para que no se les vaya un poquito el gusto y devoción que han tenido, me háce ver cuán poco entienden del camino por donde se alcanza la unión (con Dios) y piensan que allí está todo el negocio.
Que no, hermanas, no; Obras quiere el Señor, y si ves una enferma a quien puedes dar un alivio...compadecete de ella; y si tiene algún dolor, que te duela a ti; y si fuere necesario ayunes, para que ella lo coma... Y que si vieras alabar mucho a una persona, te alegres mucho más que si te alabasen a ti”. ( Moradas 5,3,11).

“GAUDIUM ET SPES”
“Los gozos y las esperanzas, las tristezas y las angustias de los hombres de nuestro tiempo... son a la vez gozos y esperanzas, tristezas y angustias de los discípulos de Cristo”. (Nº 1).

LA VIRGEN MARIA
Cuenta una anécdota que un cristiano, que amaba mucho a la Virgen, todos los días hacía su visita puntual y breve a su altar pero que, su vida, tenía dos dimensiones muy distintas: era tremendamente fervoroso y doloroso cuando se encontraba frente a la imagen mariana pero... era, por oposición y contraste, indiferente y distante con aquellas personas y situaciones que en el día a día requerían su apoyo, consejo, ayuda, etc.

Un día, como todas las mañanas lo hacía, se acercó hasta la iglesia a la misma hora y con la misma fe. Y, cual fue su sorpresa, descubrió estupefacto que la imagen de la Virgen había desaparecido y que, en su lugar, había una nota escrita con mano celestial que decía: “estoy en la calle ayudando a uno que no puede llevar su cruz... si quieres puedes venir a verme y... de paso, me ayudas”.

1 comentario:

Laub dijo...

Hermoso!!
Ven con nosotros al caminar, Santa María Ven. Un abrazo hermanas.