¿Conoces Ávila? ¿Alguna vez la has visto, al menos en película o en fotografía? Pasar por sus murallas es sentir hambre de lo que no se acaba, de lo que perdura, lo que permanece.
Teresa de Jesús contempló este paisaje de piedra, de cielo limpio, de fortaleza. Las murallas son elocuentes para simbolizar la reciedumbre del espíritu teresiano.
Si la Madre Teresa lo dijo, lo doy por hecho
Fuerte no es el peleador que gana un trofeo en el box; él es un deportista. Fuerte es la persona a la que el viento de las dificultades la dobla, pero no la quiebra; fuerte es quien es firme, quien llega hasta el final de lo que se propone.
Se cuenta que Don Álvaro de Mendoza, Obispo de Ávila en tiempo de Sta. Teresa, vivió un proceso de valoración y estima por todos los proyectos teresianos; de hecho llegó a ser un buen amigo de la santa. Bien, pues a este Obispo castellano, le oyeron exclamar:
"Juro por mi vida que algunas veces no entiendo a la Madre Teresa, pero creo en ella de todo corazón. He visto que se compromete de tal modo, que consigue lo que comienza".
Y cuando Don Álvaro dudaba, cuando le parecía imposible tal o cual fundación, les preguntaba a las monjas carmelitas: "Teresa de Jesús dijo que se haría...? Porque si ella lo dijo, lo doy por hecho".
¿En qué consiste la fortaleza teresiana?
Desde un enfoque teresiano la fortaleza equivale precisamente "a la determinada determinación". (CP 21,2) Supone valentía, y capacidad de esfuerzo. Teresa de Jesús supo combinar con muy buena dosis de armonía un exquisito feminismo con un espíritu recio, fuerte.
Esta frase "determinada determinación" se encuentra con frecuencia en sus escritos, sobre todo cuando habla de momentos fuertes de su vida.
Significa: Un acto de entrega y de confianza en Dios; un propósito firme, traducido en acciones concretas de perseverar hasta el fin "pase lo que pase y suceda lo que suceda".
Nos ayuda mucho practicar esta determinada determinación teresiana para salir de la rutina, la mediocridad, del "hay se va".
Sirve para comenzar el camino de la oración y para enfrentarnos a las dificultades de la vida, sobre todo a esos momentos de crisis, en los que todo parece tambalearse.
La fortaleza es una gracia que la Santa la pedía constantemente en la oración: "Fortaleced mi alma, Señor" porque: "No viene esta fortaleza de nuestras fuerzas" (V.13,3) Su
Majestad nos la concede, dice ella, para aceptar los riesgos con ánimo animoso, para ser generosos, entregados; para "no quedarnos al pie del monte, sabiendo que podemos subir hasta la cumbre"
Fuente: Teresa una mujer para la mujer de hoy
3 comentarios:
Entrega y confianza en Dios; un propósito firme para esta Cuaresma. Perseverar "pase lo que pase y suceda lo que suceda".
Gracias por este texto
Un abrazo
Jose
Nada es demasiado insignificante. Somos tan pequeños que miramos todo desde una óptica de pequeñez.
Pero el Señor, siendo todopoderoso, ve hasta lo más pequeño como grande.Saludos Hermanas
Si Maria Jose, como decia Santa Teresa con determinada determinación. Gracias por escribir. Alter Ego, eso es lo que nos da el animo para seguir adelante, no tenemos que hacer grandes cosas. Si con mucho amor.
Un abrazo para los dos.
Publicar un comentario