Ahora también es el momento de tener un recuerdo agradecido. Son muchos quienes, a lo largo de este año, han dejado su huella en ti. Experiencias sobre las que puedes recordar nombres, Quizá algunos te hayan lanzado a una aventura: sacar algo de ti, despertar tu "yo dormido", conseguir aquello que te parecía imposible, cambiar, crecer.
Descubrir en ti las huellas de "otros" encontrados en el camino es motivo de alegría y gratitud. Es motivo de gratitud el que hayas podido experimentar a Dios, creer en la vida y en tu capacidad de encuentro, creer que alguien haya podido ayudarte a descubrir lo mejor que existe dentro de ti.
Por todos puedes dar gracias.
Agradece a:
Aquellos que desde su manera de ser, te ayudaron a ser más persona.
Aquél que inesperado y oportuno, supo escucharte comprensivo.
Aquellos con quienes compartiste tus ratos de juego.
Aquél que te ayudó a desvelar tu riqueza interior.
Aquél que con su gran bondad te hizo ser sencillo.
Aquél que descubriste un día y "se quedó" en ti.
Aquél que, corrigiéndote con cariño, te hizo caminar.
Aquél que con su vida incansable te animó a luchar.
Aquél que siempre espero lo mejor de ti.
Aquél que te exigió siempre, haciéndote "grande".
Aquél que necesito de ti.
Aquél que estando lejos, lo sentiste cerca.
Aquél que con su desacuerdo, descubrió tu verdad.
Aquél que sabes que te quiere y siempre te espera.
Aquél que siempre te animó a ver lo positivo.
Aquél que te quiere como eres, animándote a crecer.
Aquél que con su necesidad de ti, hizo que te sintieras "único".
Aquellos que con su experiencia interior te ayudaron a conocer a Dios y te anunciaron la buena noticia: DIOS TE AMA.
Extraído de: mensajes franciscanos
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