sábado, 7 de febrero de 2009

"Iconografía y Arte Carmelitano" Santa Teresa de Jesús

CUATRO IMÁGENES DE LA ICONOGRAFÍA CARMELITANA
3ª imagen: Santa Teresa de Jesús, Doctora de la Iglesia
Ya hemos hablado de la importancia de la Santa en la Orden y por tanto numerosas son sus representaciones, tanto como fundadora, como protectora de los Descalzos.
Hemos elegido esta obra no sólo por lo que representa iconográficamente, sino también por su valor escultórico Realizada por Alonso Cano en 1629, formó parte del retablo que encargó Don Francisco de Ortega y su esposa en 1628, con destino a la iglesia del Colegio de San Alberto de Sicilia, perteneciente al Carmen Calzado. Al desaparecer el convento en el s. xlx se pierde parte del retablo, pero se salvó esta magnífica escultura que pertenece a la época sevillana del maestro y que se encuentra en la actualidad en la iglesia de Nuestra Señora del Buen Suceso de Sevilla (11).
Presenta a la Santa con los atributos que la distinguen como Doctora de la Iglesia: en una mano la pluma delicadamente sujeta, en la otra el libro y la cabeza cubierta con el birrete característico de su grado (del cual, el profesor Domingo Sánchez Mesa, opina que es posterior). El rostro sereno, los ojos en actitud expectante, claro signo de su inspiración divina y las facciones bien proporcionadas.
La imponente y serena vertical con que decididamente se nos presenta esta figura se consigue en gran parte con el amplio plegar de su capa que deja libre el brazo derecho. Son estos grandes pliegues los que en una visión pictórica, como asegura el profesor Sánchez Mesa (12), serían tema ideal para valorar el claroscuro propio de una etapa tenebrista. Pero estos pliegues no se definirían sobre una tela delgada y frágil, más apta para el plegado menudo, sino sobre un tejido donde el relieve del bordado exige grosor y, por lo tanto, peso. El pliegue tiene que vencer el grosor de las telas y da como resultado un dibujo amplio y definido.


Llama poderosamente la atención la policromía, realizada posiblemente por el propio Cano, ya que durante su estancia sevillana aparece en la mayoría de los Contratos como maestro escultor y como maestro pintor de imaginería (13). La gran originalidad de Cano como policromador radica fundamentalmente en la compenetración de las visiones pictóricas y escultóricas.

La Santa va vestida con el hábito y el escapulario de la Orden. Profusamente decorados, al gusto de la época, el brillo de los oros y la riqueza del estofado imita ricos brocados; los temas vegetales, flores y cogollos invaden todo el hábito, reforzando la intención de la talla.
M.ª Dolores Mármol Marín

NOTAS
(11) M.ª Teresa Dabrío en Catálogo Exposición Iconografía..., p. 44.
(12) Domingo Sánchez-Mesa (1971), p. 136.
(13) Domingo Sánchez-Mesa (1971), p. 132.

Próximo Post: San Juan de la Cruz

2 comentarios:

Magicomundodecolores dijo...

Son muy interesantes estas descripciones de la iconografía carmelitana.Así como son útiles al conocimiento,son bellos espiritualmente. Saludos y bendiciones.

DE LA MANO DE TERESA DE JESUS dijo...

Gracias por tu hermoso gomentario Marisela. Un abrazo muy grande. Teresa