jueves, 25 de febrero de 2010

Cuaresma con los santos del Carmelo - Jueves de la 1er semana- Sta. Teresa de Jesus

Este es el tiempo favorable. Convertíos y creed en la Buena Noticia. Ha llegado el Reino de Dios.

PEDID Y SE OS DARÁ (Mt 7, 7)
Mis peticiones, a veces, no son atendidas, Padre; así haciéndome esperar, me abres al verdadero don.

¿Quién hay, por disparatado que sea, que cuando pide a una persona grave no lleva pensando cómo la pedir, para contentarle y no serle desabrido, y qué le ha de pedir, y para qué ha menester lo que le ha de dar, en especial si pide cosa señalada, como nos enseña que pidamos nuestro buen Jesús? Cosa me parece para notar. ¿No pudierais, Señor mío, concluir con una palabra y decir: -dadnos, Padre, lo que nos conviene-, pues a quien tan bien lo entiende todo, no parece era menester más?

¡Oh Sabiduría eterna! Para entre Vos y vuestro Padre esto bastaba, que así lo pedisteis en el huerto; mostrasteis vuestra voluntad y temor, mas dejásteisos en la suya. Mas a nosotros conocéisnos, Señor mío, que no estamos tan rendidos como lo estabais Vos a la voluntad de vuestro Padre, y que era menester pedir cosas señaladas para que nos detuviésemos en mirar si nos está bien lo que pedimos, y si no, que no lo pidamos. Porque, según somos, si no nos dan lo que queremos, con este libre albedrío que tenemos no admitiremos lo que el Señor nos diere; porque, aunque sea lo mejor, como no vemos luego el dinero en la mano, nunca nos pensamos ver ricos.

¡Oh, válgame Dios, qué hace tener tan dormida la fe para lo uno y lo otro, que ni acabamos de entender cuán cierto tendremos el castigo ni cuán cierto el premio! Por eso es bien, hijas, que entendáis lo que pedís en el Paternóster, para que, si el Padre Eterno os lo diere, no se lo tornéis a los ojos, y penséis muy bien si os está bien, y si no, no lo pidáis, sino pedid que os dé Su Majestad luz; porque estamos ciegos y con hastío para no poder comer los manjares que os han de dar vida, sino los que os han de llevar a la muerte, y ¡qué muerte tan peligrosa y tan para siempre!
(Santa Teresa De Jesús. Camino de Perfección, 30, 1-3)

Sea el Señor tu delicia, y él te dará lo que pide tu corazón. Confía en él, y él actuará. Descansa en el Señor y espera en él (Sl 36, 4-5.7).

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