Madre Maravillas
Memoria litúrgica 11 de diciembre.
Pensamientos de la Madre para la navidad.
Como debíamos estar ante tan inmenso amor; venir al mundo nuestro dulcísimo y amorosísimo Jesucristo, hecho Niño en un establo.
Demos a nuestro Niño todo el amor que se tiene ganado y todo el consuelo que espera de nuestros corazones.
Vamos a pedir a este Niño divino para que encuentre en nuestros corazones, aunque son pobrecitos, el amor que El desea encontrar y que nosotros tanto deseamos darle, que esta vida, como dice Nuestro Padre San Juan de la Cruz:”si no es para amarle, no es buena”.
La verdad es que pensar en la realidad de haberse hecho Dios, Niño para poder morir por el hombre y darle ejemplo, para abrirle las puertas de cielo, es para pasarse la vida adorando tan inefable misterio. La Navidad debería ser época de felicidad y alegría y momento de compartir tal como hicieron los magos de oriente. Siguiendo el ejemplo de nuestra Santa Maravillas, busquemos alrededor a quien más lo necesite y regalemos, si no tenemos nada material que dar; el amor y la compañía, unos oidos que escuchen o un abrazo es mayor regalo para el que lo echa en falta.
Pequeña reseña
María de las Maravillas Pidal y Chico de Guzmán nació en Madrid el 4 de noviembre de 1891. Al ser hija de los marqueses Luis Pidal y Cristina Chico, recibió una educación selecta, aunque ella siempre se mantuvo en un deseo constante de servir a Dios y a los hombres desde la pobreza y la humildad. Por eso el 30 de mayo de 1913, a sus veintiún años, hace voto perpétuo de castidad en la intimidad de su corazón y, con él, reafirma su decisión de hacerse carmelita. Y entró en el Carmelo del Escorial el 12 de octubre de 1919.
Mujer decidida a servir al Señor olvidándose a sí misma, muriendo para que viva completamente Jesús, tenía como única voluntad la voluntad de su Esposo: "Si Dios lo quiere, lo queremos nosotras", "lo que Dios quiera", decía. Sólo el amor era su oficio. Sólo morir de amor, ser caridad.
Su celo apostólico y de servicio a la Iglesia en la obediencia y la fidelidad, la movió a once fundaciones: El Cerro de los Ángeles, el 19 de mayo de 1924, Kottayam, Batuecas, Mancera, Duruelo, Cabrera, Arenas de San Pedro, San Calixto, Aravaca, Aldehuela en el 9 de enero de 1961, Montemar, El Escorial y la Encarnación, el 24 de septiembre de 1966. Fue beatificada por el Papa Juan-Pablo II el 10 de mayo de 1998.
Mas Frases de la Madre
Yo no quiero la vida más que para imitar lo más posible la de Cristo.
He tomado a la Virgen Santísima por Madre de un modo especialísimo y ella es la encargada también de prepararme y ampararme.
Me pareció entender que no era lo que le agradaba a Dios lo que fuera mayor sacrificio, sino el cumplimiento exacto y amoroso de su voluntad divina en sus menores detalles, y como quería fuese muy delicada en este cumplimiento, que me llevaría muy lejos en el sacrificio y en el amor.
Hace tiempo que no me cuestan las cosas que quiero hacer por el Señor como antes me costaban, ni nada de lo que Él me envía, por doloroso que sea, porque viendo que es su voluntad, ya es de veras la mía sin esfuerzo alguno.
Me da el Señor tal deseo de amarle, que no sólo durante el día no puedo pensar en otra cosa, quedándose todas las cosas de la vida como por fuera.
Quisiera yo poder, a costa de cuanto fuera necesario, transformar las ofensas que en el mundo se cometen, en gloria, amor y consuelo para el Corazón de mi dulcísimo Jesús. ¡Quisiera tanto amarle de veras y glorificarle! A pesar de mi pobreza me da el Señor un vivo deseo de esto, de borrar, si pudiera, todas las ofensas que se le hacen y de sufrir, pareciéndome esto lo más deseable de este mundo.
Si no me concede la gracia tan inmerecida de poder dar la vida por Él, que es mi mayor deseo, quisiera emplearla toda en sufrir cuanto pudiera por su amor.
Yo quiero a todo trance santificarme, entregar, pero de veras, toda mi nada al Señor.
Estoy contentísima con la idea de hacer así el conventico como los pobres, es decir, como lo que somos. A mi Cristo le gusta que lo hagamos con pobreza, y a mí también....
Da una devoción este trabajar como los pobres. Es que trabajar para ganarse la vida es dulcísimo para el alma y durillo para el tonto cuerpo.
Me figuro que estarán entusiasmadas con el Concilio, ¡qué hermosura y qué felicidad ser hijas de la Iglesia!
¡Lo que Él quiera! Si él no lo quiere, ¿para que vamos a quererlo nosotras?
Hermanas, quisiéramos abarcar el mundo entero, pero como esto no es posible, que no quede sin atender nada de lo que pase a nuestro lado.
La corona no es de los que comienzan, sino de los que perseveran hasta el fin. Esta vida se pasa volando, y lo único que vale es lo que hagamos para la otra.
Yo no quiero la vida más que para imitar lo más posible la de Cristo.
He tomado a la Virgen Santísima por Madre de un modo especialísimo y ella es la encargada también de prepararme y ampararme.
Me pareció entender que no era lo que le agradaba a Dios lo que fuera mayor sacrificio, sino el cumplimiento exacto y amoroso de su voluntad divina en sus menores detalles, y como quería fuese muy delicada en este cumplimiento, que me llevaría muy lejos en el sacrificio y en el amor.
Hace tiempo que no me cuestan las cosas que quiero hacer por el Señor como antes me costaban, ni nada de lo que Él me envía, por doloroso que sea, porque viendo que es su voluntad, ya es de veras la mía sin esfuerzo alguno.
Me da el Señor tal deseo de amarle, que no sólo durante el día no puedo pensar en otra cosa, quedándose todas las cosas de la vida como por fuera.
Quisiera yo poder, a costa de cuanto fuera necesario, transformar las ofensas que en el mundo se cometen, en gloria, amor y consuelo para el Corazón de mi dulcísimo Jesús. ¡Quisiera tanto amarle de veras y glorificarle! A pesar de mi pobreza me da el Señor un vivo deseo de esto, de borrar, si pudiera, todas las ofensas que se le hacen y de sufrir, pareciéndome esto lo más deseable de este mundo.
Si no me concede la gracia tan inmerecida de poder dar la vida por Él, que es mi mayor deseo, quisiera emplearla toda en sufrir cuanto pudiera por su amor.
Yo quiero a todo trance santificarme, entregar, pero de veras, toda mi nada al Señor.
Estoy contentísima con la idea de hacer así el conventico como los pobres, es decir, como lo que somos. A mi Cristo le gusta que lo hagamos con pobreza, y a mí también....
Da una devoción este trabajar como los pobres. Es que trabajar para ganarse la vida es dulcísimo para el alma y durillo para el tonto cuerpo.
Me figuro que estarán entusiasmadas con el Concilio, ¡qué hermosura y qué felicidad ser hijas de la Iglesia!
¡Lo que Él quiera! Si él no lo quiere, ¿para que vamos a quererlo nosotras?
Hermanas, quisiéramos abarcar el mundo entero, pero como esto no es posible, que no quede sin atender nada de lo que pase a nuestro lado.
La corona no es de los que comienzan, sino de los que perseveran hasta el fin. Esta vida se pasa volando, y lo único que vale es lo que hagamos para la otra.
¿Miedo a la muerte? Si la muerte no es más que echarse en las manos de Dios.
1 comentario:
QUE ALEGRIA ENCONTRAR ESTA PAGINA WEB...YO HE SIDO NOVICIA CARMELITA DESCALZA,AMO EL CARMELO Y SU ESPIRITUALIDAD;SOY MUY DEBOTA DE SANTA TERESITA Y LA MADRE MARAVILLAS.POR RAZONES PERSONALES VIVO CON MIS PADRES,PERO EXTRANO EL CARMELO.REZEN POR MI...DIOS SE LO PAGUE Y LOS BENDIGA.
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