Este miércoles 10 de Febrero es miércoles
de Ceniza. Estaremos seguro de ello cuando veamos a la gente con una cruz de
ceniza colocada en la frente. Además estarán hablando sobre ayuno, abstinencia o
cambio de comida como más pescado menos chocolate. Estos son signos visibles válidos.
Lo más importante es que la cuaresma cada año, nos regala una oportunidad más
de prepararnos, renovarnos y convertirnos en mejores personas a través de
nuestros actos.
La cuaresma es el tiempo en el que los
fieles se preparan para la pascua que es la conmemoración de la resurrección de
Jesucristo. La Cuaresma data desde el siglo IV, cuando se destina un tiempo de
penitencia y de renovación para toda la Iglesia, con la práctica del ayuno y de
la abstinencia. Inicia un miércoles al que se le llama
"Miércoles de Ceniza", dura 40 días y finaliza el domingo de Ramos, antes
de la misa de la última cena de Jesús con sus apóstoles; luego se da paso a la
Semana Santa.
Se compone por cinco domingos, más el
Domingo de Ramos. Durante estos domingos las lecturas y el evangelio nos hablan
sobre la conversión, el pecado, la penitencia y el perdón.
La razón del porque dura 40 días está
relacionado entre otras cosas con el retiro de Jesús por 40 días en el
desierto, previo a su ministerio, el retiro de 40 días de Moisés al Monte Sinaí,
así también tiene que ver con los 40 días que duró el diluvio además de los 40
años de la marcha del pueblo Judío por el desierto y los 400 años que duró la
estancia de los judíos en Egipto.
El elegir un miércoles como inicio de la
cuaresma también tiene un porque. Durante los siglos VI-VII el ayuno como
práctica cuaresmal cobró gran importancia, pero por otro lado nunca se ayunaba
en domingo por ser el día del Señor, así que para respetar el domingo y a la
vez tener los cuarenta días efectivos de ayuno, en el siglo VII se agregaron
cuatro días más a la cuaresma antes del primer domingo, por lo que la Iglesia
comenzó la Cuaresma un Miércoles.
Este día se realiza el gesto simbólico
de la imposición de ceniza en la frente de los fieles católicos. La ceniza
(elaborada a partir de la quema de los ramos del Domingo de Ramos del año
anterior) ya bendita, representa la destrucción de los errores del año anterior
al ser éstos quemados, nos recuerda que nuestra vida en la tierra es pasajera y
que nuestra vida definitiva se encuentra en el Cielo.
Cómo
vivir la cuaresma
Durante este tiempo de conversión, los
fieles católicos están llamados a reforzar su fe mediante diversos actos de
penitencia y reflexión. , y además procurar cambiar algo de nosotros mismos
para ser mejores y poder vivir más cerca de Cristo. Lo ideal es que tengamos en
cuenta estas prácticas durante todo el año.
- Escuchar la Palabra de Dios.
- Orar.
- Compartir con el prójimo.
- Perdonar y buscar la reconciliación
fraterna.
Dejémonos tocar por la invitación que nos lanza este Año Santo, no sólo
experimentando la misericordia de Dios por nosotros, sino también en el llegar
a ser compasivos hacia todos, a “ser instrumentos del perdón, porque hemos sido
los primeros en haberlo recibido de Dios” ( 14).
Además, todos los santos del Carmelo han
recorrido este camino de la misericordia, comenzando por la Santisima Virgen,
Nuestra Señora que canta en su Magnificat: "Su misericordia llega a sus
fieles de generación en generación!".
San Juan de la Cruz (que
celebraremos el 14 de diciembre) es citado en la bula de convocación del
Jubileo de la Misericordia: Después de invitarnos a practicar generosamente las
obras de misericordia corporales y espirituales, el Papa nos recuerda que es
“en cada uno de estos “más pequeños” que está presente Cristo mismo… No
olvidemos las palabras de san Juan de la Cruz: « A la tarde de la vida te
examinarán en el amor » (15). Todos conocemos el Acto de ofrenda de Santa
Teresa del Niño Jesús al Amor Misericordioso; Santa Mariam de Jesús Crucificado
se preocupaba constantemente por todos sus hermanos para quienes imploraba: "Enternece tu
corazón, oh Dios, no nos trates según tu justicia, sino según tu misericordia,
porque tú eres el único santo, el único justos" (Pensamientos). En cuanto
a Santa Teresa de Jesús, ella nunca dejó de alabar y exclamar: "¡Oh, mi
Dios y mi Misericordia!" (Cf Excl.1). Dejémonos convencer: “…miren lo que
ha hecho conmigo, que primero me cansé de ofenderle, que Su Majestad dejó de
perdonarme. Nunca se cansa de dar ni se pueden agotar sus misericordias; no nos
cansemos nosotros de recibir” (V 19,15).
Así , podemos a lo largo de este año
“incorporar este estribillo en nuestra oración de alabanza cotidiana: “Eterna
es su misericordia”(7)
Los textos en cursivas han sido tomados
de la bula de convocación del Jubileo
extraordinario de la Misericordia, «Misericordiae
vultus».
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