Amor del Dios cercano
¿Qué es verdaderamente la Navidad para nosotros, los cristianos? Tal vez ustedes me respondan que son los días de la ternura, de la alegría, de la familia. Pero yo, entonces, volvería a preguntarles: ¿Por qué en estos días nuestra alma se alegra, por qué se llena de ternura nuestro corazón? La respuesta la sabemos todos, aunque con frecuencia no la vivamos.
Yo diría que la Navidad es la prueba, repetida todos los años, de dos realidades formidables: que Dios está cerca de nosotros, y que nos ama.
Nuestro mundo moderno no es precisamente el más capacitado para entender esta cercanía de Dios. Decimos tantas veces que Dios está lejos, que nos ha abandonado, que nos sentimos solos... Parece que Dios fuera un padre que se marchó a los cielos y que vive allí muy bien, mientras sus hijos sangran en la tierra.
Pero la Navidad demuestra que eso no es cierto. Al contrario. El verdadero Dios no es alguien tonante y lejano, perdido en su propia grandeza, despreocupado del abandono de sus hijos. Es alguien que abandonó él mismo los cielos para estar entre nosotros, ser como nosotros, vivir como nosotros, sufrir y morir como nosotros. Éste es el Dios de los cristianos. No alguien que de puro grande no nos quepa en nuestro corazón. Sino alguien que se hizo pequeño para poder estar entre nosotros. Éste es el mismo centro de nuestra fe.
¿Y por qué bajó de los cielos? Porque nos ama. Todo el que ama quiere estar cerca de la persona amada. Si pudiera no se alejaría ni un momento de ella. Viaja, si es necesario, para estar con ella. Quiere vivir en su misma casa, lo más cerca posible. Así Dios. Siendo, como es, el infinitamente otro, quiso ser el infinitamente nuestro. Siendo la omnipotencia, compartió nuestra debilidad. Siendo el eterno, se hizo temporal.
Y, si esto es así, ¿por qué los hombres no percibimos su presencia, por qué no sentimos su amor? Porque no estamos lo suficientemente atentos y despiertos. ¿Se han dado ustedes cuenta de que con los fenómenos de la naturaleza nos ocurre algo parecido? Oímos el trueno, la tormenta. Llegamos a escuchar la lluvia y el aguacero. Pero la nieve sólo se percibe si uno se asoma a la ventana. Cae la nieve sobre el mundo y es silenciosa, callada, como el amor de Dios. Y nadie negará la caída de la nieve porque no la haya oído.
Así ocurre con el amor de Dios: que cae incesantemente sobre el mundo sin que lo escuchemos, sin que lo percibamos. Hay que abrir mucho los ojos del alma para enterarse. Porque, efectivamente, como dice un salmo «la misericordia de Dios llena la tierra», cubre las almas con su incesante nevada de amor.
Navidad es la gran prueba. En estos días ese amor de Dios se hace visible en un portal. Ojalá se haga también visible en nuestras almas. Ojalá en estos días la nevada de Dios, la paz de Dios, la ternura de Dios, la alegría de Dios, descienda sobre todos nosotros como descendió hace dos mil años sobre un pesebre en la ciudad de Belén.
Pues bien: la Navidad es como el tiempo en el que esa misericordia de Dios se reduplica sobre el mundo y sobre nuestras cabezas. Es como si, al darnos a su Hijo, nos amase el doble que de ordinario. Durante estos días de Navidad, todos los que tienen los ojos bien abiertos se vuelven más niños porque es como si fuesen redobladamente hijos y como si Dios fuera en estos días el doble de Padre.
Pero ¿cuántos se dan cuenta de ello? ¿Cuántos están tan distraídos con las fiestas familiares que en estos días no se acuerdan de su alma?... Por eso yo quisiera invitarles, amigos míos, a abrir sus ventanas y sus ojos, a descubrir la maravilla de que Dios nos ama tanto que se vuelva uno de nosotros. Y que vivan ustedes estos días de asombro en asombro. Que se hagan ustedes las grandes preguntas que hay que hacerse estos días y que descubran que cada respuesta es más asombrosa que la anterior.
La primera pregunta es:
¿Qué pasa realmente estos días? Y la respuesta es que Alguien muy importante viene a visitarnos.
¿Quién es el que viene? Nada menos que el Creador del mundo, el autor de las estrellas y de toda carne.
¿Y cómo viene? Viene hecho carne, hecho pobreza, convertido en un bebé como los nuestros.
¿A qué viene? Viene a salvarnos, a devolvernos la alegría, a darnos nuevas razones para vivir y para esperar.
¿Para quién viene? Viene para todos, viene para el pueblo, para los más humildes, para cuantos quieran abrirle el corazón.
¿En qué lugar viene? En el más humilde y sencillo de la tierra, en aquél donde menos se le podía esperar.
¿Y por qué viene? Sólo por una razón: porque nos ama, porque quiere estar con nosotros.
Y la última pregunta, tal vez la más dolorosa:
¿Y cuáles serán los resultados de su venida? Los que nosotros queramos. Pasará a nuestro lado si no sabemos verle. Crecerá dentro de nosotros si le acogemos.
Dejad, amigos míos, que crezcan estas preguntas dentro de vuestro corazón y sentiréis deseos de llorar de alegría. Y descubriréis que no hay gozo mayor que el de sabernos amados, cuando quien nos ama —!y tanto!— es nada menos que el mismo Dios.
Padre José Luis Martín Descalzo
6 comentarios:
Querida Tere, Feliz Navidad para tí! Un abrazo!!
Nora
Llega fin de año, la mayoría esta preparando su balance anual (yo recomiendo que se haga después porque sino vemos o todo negativo o todo positivo y no hacemos un correcto balance), otros estamos realizando las ultimas compras y organizando las fiestas.
Creo que lo mejor del año es el final ya que no solo terminamos un año y comenzamos uno nuevo con una sonrisa sino que cada ves que comenzamos un año también lo comenzamos con un Jesús nuevo.
Todos estamos en la mitad de un tiempo de adviento en el cual venimos reflexionando nuestro año, pero que esa reflexión no sea solo un balance, el adviento nos propone que este 25 así como cada año Jesús vuelve a nacer en nosotros, nosotros volvamos a nacer renovados en su amor. Esta noche propongamos dejar aquellas cosas que queremos cambiar y luego festejemos y vallamos a dormir. Pero sabiendo que cuando despertemos seremos niños otra vez y teniendo la posibilidad de cambiar eso que abandonamos.
Siempre decimos que cuando uno es chico es cuando se corrige y de grande si no cambio ya esta… bueno esta es la oportunidad de cada año para proponernos cambiar cosas porque esta fecha es en la cual cada uno de nosotros vuelve a nacer junto a nuestro Señor y volvemos a ser como niños.
¿Qué irónico no? Que cada navidad los vecinos que no se quieren ni ver se desean lo mejor para el año.
¿Qué irónico no? Que cada navidad a pesar de que el año no fue bueno estamos todos contentos.
Es que los chicos en la navidad están felices y no importa ya que paso en el año ellos juegan, saludan, se deslumbran con los fuegos artificiales.
Que bueno seria imitarlos… pero siempre… no solo hoy…
Parece mentira que se me estén llenando los ojos de lagrimas con estas simples palabras… pido perdón pero termino mis líneas acá.
Espero que después de este nuevo nacimiento seamos nuevas personas fortalecidas en el Señor.
Que tengas feliz navidad y año nuevo. Les deseo de corazón.
Feliz Navidad amiga.
Gracias por tus consejos e información. Sigue así.
Un abrazo grande.
Javi
Es Navidad!
Para ustedes y cada uno de tus seres queridos va mi saludo de Navidad hecho canción, haciendo un solo corazón en la ternura e infinito Amor de nuestro Niño Jesús...
Mis deseos de Paz y Amor para esta Navidad se extiendan en el nuevo Año 2009...
Este episodio especial de Navidad son 28 minutos de música, recuerdos y reflexiones ...
¿Qué tal si hechos un corazón le cantamos llenos de alegría al niño Jesús que nace para quedarse con nosotros PARA SIEMPRE?
Con amor.
Luisa Veyan S.
Lo puedes escuchar en: http://levantateysalacaminar.podomatic.com/
Merry Christmas Aspiring. May the Lord's peace be with you and your family.
Gracias Nora, igualmente.
Gracias Marcos por esta reflexion tan profunda y tan llena de Esperanza.
Muchas gracias Javi y feliz Navidad
Gracias Luisa (Tu agenda musical)por tu visita, tus hermosas palabras y el regalito que nos dejas para escuchar.
FELIZ NAVIDAD A TODOS
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