sábado, 5 de abril de 2008

Intercesión otro nombre para el amor

I
Tanto amó Dios al mundo que envió su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenarlo, sino para que se salve por medio de él (Jn 3,16s). Jesús se hizo hombre por nosotros; cargado con nuestros pecados murió en la cruz por nosotros. Y resucitó glorioso, lleno de poder (Mt 28,18).Y, sin dejarnos a nosotros, subió a los cielos para interceder en nuestro favor. Tenemos un sacerdote extraordinario que ha penetrado los cielos, Jesús, el Hijo de Dios (Hb 4,14). El puede salvar perfectamente a aquellos que por él se acercan a Dios, pues está siempre vivo para interceder en su favor” (Hb 7,25).

Gracias a la fe que tenemos en Cristo, nos acercamos a Dios con entera libertad y plena confianza” (Ef 3,12). Y al acercarnos a Dios, ¿cómo olvidar a millones de hermanas y hermanos, que sufren de hambre, miseria, enfermedad... y a millones que desconocen la buena nueva de Dios, y el camino de salvación eterna? Lo nuestro es interceder en su favor, junto con Jesús. “Acerquémonos con entera confianza al trono de la gracia a fin de obtener misericordia y hallar la gracia del auxilio oportuno” (Hb 4,16).

¿Qué sucede con nuestros intereses y con todas las intenciones que nos han encomendado? Los aparcamos a los pies del Señor, confiando ciegamente en su palabra: “Buscad el reino de Dios y su justicia, todo eso se os dará por añadidura” (Mt 7,33). Si tú tomas a pecho sus intereses, el Señor se cuida de los tuyos, y sales ganando, con tal que confíes ciegamente en su promesa, como lo hizo Abrahán (Rm 4,18s), como lo hizo María (Lc 1,45). El poder de la intercesión es ilimitado, mientras nos movemos a la ordenes del que está sentado en el trono. “Los setenta y dos volvieron llenos de alegría, diciendo: Señor, hasta los demonios se nos someten en tu nombre” (Lc 10,17-24).

2 comentarios:

alter-ego dijo...

Saludos cordiales Hermanas,Dios es Amor, y nuestra cooperación en las grandes obras de Dios depende de la pureza y fuerza de nuestro amor.

DE LA MANO DE TERESA DE JESUS dijo...

Hola ya te estabamos extrañando.

Sos ese hermanito que pasa por ahí silenciosamente dejandonos una gotita de rocio que hace bien al alma. Bendiciones para vos y tu familia.