martes, 24 de febrero de 2009

Especial sobre la cuaresma

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Miercoles 25-2-09

comienza la Cuaresma

Dios te Bendiga en este día tan especial

domingo, 22 de febrero de 2009

Cuaresma com amor

Cuaresma: conversión y renovación espiritual

Este miercoles 25 de febrero iniciamos la Cuaresma, que es una peregrinación personal y comunitaria de conversión y renovación espiritual.

La ceniza: sinceridad de alma y coherencia de obras. Gesto propio y exclusivo del miércoles de ceniza (primer día de Cuaresma), es la imposición de la ceniza. ¿Cuál es su significado más hondo? Ciertamente, no se trata de un mero ritualismo, sino de algo más profundo, que toca nuestro corazón. Nos ayuda a comprender la actualidad de la advertencia del profeta Joel, que recoge la primera lectura en este día (Jl 2, 12-18), una advertencia que conserva también para nosotros su validez saludable: a los gestos exteriores debe corresponder siempre la sinceridad del alma y la coherencia de las obras.

En efecto, ¿de qué sirve se pregunta el autor inspirado rasgarse las vestiduras, si el corazón sigue lejos del Señor, es decir, del bien y de la justicia? Lo que cuenta, en realidad, es volver a Dios, con un corazón sinceramente arrepentido, para obtener su misericordia (cf. Jl 2, 12-18). Un corazón nuevo y un espíritu nuevo es lo que pedimos en el Salmo 50: "Misericordia, Señor: hemos pecado". El verdadero creyente, consciente de que es pecador, aspira con todo su ser espíritu, alma y cuerpo al perdón divino, como a una nueva creación, capaz de devolverle la alegría y la esperanza (cf. Sal 50, 3. 5. 12. 14).

El combate espiritual: Resistencia frente al mal. Otro aspecto de la espiritualidad cuaresmal es el que podríamos llamar "combate espiritual", y se refleja en la oración colecta de la liturgia del miércoles de ceniza, donde se habla de "armas" de la penitencia y de "combate" contra las fuerzas del mal. Cada día, pero especialmente en Cuaresma, el cristiano debe librar un combate, como el que Cristo libró en el desierto de Judá (cf. Lc 4,1-13), donde durante cuarenta días fue tentado por el diablo, y luego en Getsemaní, cuando rechazó la última tentación, aceptando hasta el fondo la voluntad del Padre (cf. Mc 14,35-36).

Se trata de un combate espiritual, que se libra contra el pecado y, en último término, contra el demonio, espíritu del mal. Es un combate que implica a toda la persona y exige una atenta y constante vigilancia. San Agustín afirma que quien quiere caminar en el amor de Dios y en su misericordia no puede contentarse con evitar los pecados graves y mortales, sino que "hace la verdad reconociendo también los pecados que se consideran menos graves (...) y va a la luz realizando obras dignas. También los pecados menos graves, si nos descuidamos, proliferan y producen la muerte" (cf. In Io. evang. 12, 13, 35).

El amor: Signo de renovación espiritual. Convierte a los cristianos en testigos y apóstoles de paz. Podríamos decir que esta actitud interior nos ayuda también a poner mejor de relieve cuál debe ser la respuesta cristiana a la violencia que amenaza la paz del mundo. Ciertamente, no es la venganza, ni el odio, ni tampoco la huida hacia un falso espiritualismo. La respuesta de los discípulos de Cristo consiste, más bien, en recorrer el camino elegido por él, “el sendero eficaz del amor”. Tras sus huellas y unidos a él, debemos esforzarnos todos por oponernos al mal con el bien, a la mentira con la verdad, al odio con el amor.

El amor, como reafirma Jesús en Mt 6,1.4ss, debe traducirse después en gestos concretos en favor del prójimo, y en especial en favor de los pobres y los necesitados, subordinando siempre el valor de las "obras buenas" a la sinceridad de la relación con el "Padre celestial", que "ve en lo secreto" y "recompensará" a los que hacen el bien de modo humilde y desinteresado (cf. Mt 6, 1. 4. 6. 18).

P. Hernán Sevillano, ocd.
La imposición de la ceniza nos recuerda que nuestra vida en la tierra es pasajera y que la vida definitiva se encuentra en el Cielo.

La Cuaresma inicia con el miércoles de ceniza y es un tiempo de oración, penitencia y ayuno. Cuarenta días que la Iglesia marca para la conversión del corazón.

El miércoles de ceniza es un día de ayuno y abstinencia. El ayuno consiste en hacer una sola comida al día y la abstinencia en no comer carne. Esta es una manera de pedirle perdón a Dios por haberlo ofendido y decirle que queremos cambiar de vida para agradarlo siempre. La oración en este tiempo es importante, ya que nos ayuda a estar más cerca de Dios para poder cambiar en varios aspectos negativos que de nuestra vida.

Que el inicio de la Cuaresma nos lleve a preparar nuestros corazones a vivir una experiencia espiritual en Semana Santa.

viernes, 20 de febrero de 2009

Tres Virtudes Grandes

En los escritos de Santa Teresa de Jesús, hay uno de especial relevancia para nosotras. Se llama este libro, Camino de Perfección. Son avisos y consejos que da Teresa de Jesús a sus hijas recientemente fundadas, las Carmelitas Descalzas.

Se trata pues, para nosotras, de algo de gran valor, afectivo y doctrinal, por tratarse de nuestra madre y porque en él se contiene formulado por escrito el carisma vocacional, enseñado por la fundadora y expuesto a sus monjas desde el magisterio oral. Son líneas que contienen el nuevo estilo de vida y que configuran a la carmelita descalza.

Todo en él va encaminado a cimentar la vida de cada una de las monjas y de cada comunidad, en la identidad vocacional de ese carisma original que, por impulso del Espíritu Santo, ella recientemente ha fundado. Anteriormente había escrito ya el “Libro de la Vida”, autobiografía espiritual cuyos destinatarios eran sus confesores y otros grandes teólogos. Pero sus monjas no podían ser privadas de sus enseñanzas puestas por escrito y quiso hacerlo en tono más familiar, sencillo y práctico. Así nació el libro.

Era lo que sus hijas le pedían, que les escribiera algunas cosas de oración.
La Santa es además de realista una gran pedagoga y sabe que antes de adentrarse en la oración, tiene que formar a la persona desde unos valores básicos, para hacerla auténticamente cristiana y orante.

Entre estos destacan por su importancia y la amplitud con que los trata, las llamadas tres virtudes grandes, fundamento, a la vez que corona, de toda carmelita descalza; sin los cuales no puede haber ni vida de oración ni santidad autentica. Son: desasimiento, amor fraterno y humildad.

Desde estos valores se va realizando la personalidad madura y cristiana, pues son eminentemente evangélicos e integradores de la personalidad.

Santa Teresa de Jesús, es una mujer abierta a lo universal. Su profundo conocimiento de la persona y su relación personal con Dios, la hacen trascender todo tiempo, cultura o religión y es por esto que sus escritos tienen plena vigencia hoy, como la tuvieron en el Siglo XVI cuando fueron escritos.

Si bien anteriormente hemos dicho que escribió para sus monjas, no es menos cierto que su doctrina es válida para toda persona que busque sinceramente la verdad de Dios y la verdad del hombre.

El amor, principal fuerza de cohesión para todo ser humano, se expresa en la comunidad teresiana en la comprensión, el cariño, la amistad y el servicio, prestados desde la gratuidad y que, son recíprocos y exigentes, pero gratificantes. Amor de unas con otras, “aquí todas han de ser amigas, todas se han de amar, todas se han de ayudar” (CP 6,4) que sabe compartir desde los niveles más profundos de la persona, especialmente lo relativo a la fe y a la vivencia de la gracia vocacional. Amor que trasciende la propia comunidad, y se abre a la universalidad eclesial, principal tarea para la cual vive la carmelita.

El desasimiento es fuente de libertad y señorío, excluye la posesión y el acaparamiento esclavizante, tanto en lo material como en las relaciones interpersonales. El egoísmo repliega sobre sí mismo, el amor dilata y engrandece, por eso solamente el amor es capaz de compartir. La persona desprendida no pone el acento en nada, porque ha optado por el “Todo”. En frase de la Santa: “sólo Dios basta” (Poesías) y ésta no es una frase excluyente sino más bien sintetizante porque en Dios lo halla todo. Posee el mayor bien: su relación personal con el Señor, donde encuentra toda su riqueza y felicidad.

La Humildad de la que trata la Santa nada tiene de minusvaloración personal, conoce y acepta sus limitaciones pero tiene clara conciencia de los bienes naturales y sobrenaturales que posee, nada se apropia, pues sabe que todo es don recibido de Dios. La humildad pone cada ser y cada cosa en relación con la Persona de Jesús. Conocida es la frase de la Santa “humildad es andar en verdad”(MVI 10,7). La humildad verdadera cede el protagonismo enteramente a Dios porque sabe que la orientación y el rumbo de su vida pertenecen al Señor. Sabe desconfiar de sí porque ha puesto su entera confianza en el Señor de su vida.

lunes, 16 de febrero de 2009

Amistad

Estrategias teresianas para tener amigos: Elegimos tres
actitudes para definir la cordialidad teresiana:
amabilidad, suavidad y dar contento.


Dar contento (Dar alegria), es la regla de oro para hacer amigos. Es la práctica de la amistad teresiana; ver felices a otros motivo de ello, es causa de inmensa alegría. Ya dice San Pablo que «hay más alegría en dar que en recibir» y San Lucas añade: «Dios ama al que da con alegría.»

Los que conocieron a Teresa siempre recordaron la suavidad de su pedagogía en todo: en el gobierno, en el modo de promover la vida espiritual, en el trato con todos. Su lema parece ser: Es necesario llevar las cosas sin violencia, con suavidad. "Importa mucho entender que no lleva Dios a las almas por el mismo camino".

Todo el epistolario teresiano es una manifestación de afabilidad: encanto, amabilidad, capacidad de admiración, comunicación e interés por todos, ricos y pobres; ignorantes y letrados, personas sencillas y grandes personalidades.

viernes, 13 de febrero de 2009

San Valentin

Patrono de los Enamorados
Febrero 14

Hay que remontarse al año 270. Con tu corazón de enamorado, te es fácil entusiasmarte con la vida de tu patrono. Si para las diversas realidades de la vida existe un patrono, no podía faltar uno para lo más bello de la creación: el amor humano entre hombre y mujer.

Claudio II "el Gótico" y su policía vigilaban sus andanzas.

Tan bruto era este mal emperador que llegó hasta prohibir lo más natural que existe en el mundo: el amor entre los humanos. No quería bodas sino soldados para defender los espacios amplios de su imperio. Nada de casados. Quería solteros y sólo solteros.

Ante estas circunstancias inhumanas, Valentín, obispo de Interamna Nahartium (hoy Terni en Umbria el estado en donde està la ciudad de Asìs - Italia) , no tuvo miedo en confesarse creyente, y es más, se entregó por entero a las parejas. Las visitaba en secreto para casarlos lejos de la mirada de los crueles súbditos del emperador.

La voz de Valentín corría como el viento por las orillas del Tiber y de las colinas romanas. Los jóvenes, valientes y decididos a formar una familia, acudían a él para recibir el sacramento. Les hablaba, les escribía cartas de amor y con su simpatía y su bella juventud, se traía de calle a todos los enamorados.

ALGO ORIGINAL EN LA CÁRCEL

Valentìn fue encarcelado por segunda vez bajo Aureliano, que sucediò a Claudio II "el Gótico".

Mientras estuvo en la cárcel esperando su muerte, el carcelero se dio cuenta de sus buenas cualidades. Le presentó a su hija Julia ciega de nacimiento. Valentín le enseñó las primeras letras, los rudimentos del saber y, por supuesto, le habló de Dios. Veía el mundo bello que le presenta el apuesto joven. Le dijo a la niña que orase a Dios para que le diese la vista. En un momento determinado, le cogió la mano a Valentín y le dijo: ¡”Yo creo, yo creo!” La luz de la prisión le entró por sus inocentes y maravillosos ojos. El, viéndola feliz, le dijo que mantuviera su fe por encima de todo. A continuación, tal día como hoy, muriò decollado por mano del soldado romano Furius Placidus, a los ordenes del emperador Aureliano y enterrado en la que es iglesia de santa Práxedes, cerca del Coliseo, aunque hoy están en la Basílica de su mismo nombre que está situada en la ciudad italiana de Terni, en donde allì tal dia como hoy la iglesia se llena de parejas, todas aquellas que se casarán el año siguiente.


Por esta razón es patrono de los enamorados, un patronazgo popular en todo el mundo cristiano. Desde entonces, los romeros que entran en Roma, se dirigen a la Basílica de san Valentín para orar ante su tumba y que les conceda una buena “Valentina” o Valentín”. Este día pasó con la expansión del cristianismo a otros lugares cuyas fiestas de primavera – paganas- pasaron a tener el sello cristiano.

DETALLE

La joven Julia, agradecida y enamorada del santo, plantó un almendro de flores rosadas junto a su tumba. Hoy – ya se sabe- el árbol de almendras es símbolo de amor y amistad duraderos.

DE AYER A HOY
Hoy, en los albores de las primeras flores de la estación primaveral, todos los enamorados se mandan misivas, se hacen multitud de regalos comprados – muchas veces en los templos del consumo- y no en el supermercado del corazón.

Aunque sean los enamorados los que principalmente celebran este día, sin embargo hoy en día se festeja también a todos aquellos que comparten la amistad, ya sea maestros, parientes, compañeros de trabajo y todo el que siente, tenga la edad que tenga, el olor del amor que, como flor de primavera, nunca debe perder su agradable perfume. ¡Feliz día de los enamorados y de la amistad!

sábado, 7 de febrero de 2009

"Iconografía y Arte Carmelitano" San Juan de la Cruz

CUATRO IMÁGENES DE LA ICONOGRAFÍA CARMELITANA
4ª imagen: San Juan de la Cruz

La intensa actividad desarrollada por San Juan de la Cruz en tierras andaluzas vincula de forma singular su persona y su obra con la historia y la cultura de Andalucía, por eso no es de extrañar que a lo largo de su geografía, es raro el convento Carmelita que no tenga una obra que lo represente, a pesar de que sus biógrafos nos cuenten que San Juan mientras vivió se opusiera a ser representado.

Los iconógrafos que se han ocupado de la figura de San Juan de la Cruz han señalado, de manera unánime, como su atributo más significativo la Cruz; junto a ésta pueden aparecer otros, tales como los libros, la calavera, la Paloma del Espíritu y las azucenas (14).

En cuanto a los rasgos físicos, escribe de él fray Andrés de Jesús María (15) "... que era de estatura entre mediana y pequeña, bien trabado y proporcionado el cuerpo, aunque flaco por la mucha y rigurosa penitencia que hacía. El rostro de color trigueño, algo macilento, más redondo que largo, calva venerable, con un poco de cabello delante. La frente ancha y espaciosa; los ojos, negros con mirar suave; cejas bien distintas y formadas; nariz igual, que tiraba un poco a aguileña; la boca y los labios, con todo lo demás del cuerpo, en debida proporción. Era todo su aspecto grave, apacible y sobre manera modesto...".

Vestía hábito oscuro y capa blanca corta propia del Carmelo Descalzo; aunque con respecto a la vestimenta, algunas de sus representaciones escultóricas barrocas le realizan el hábito al gusto de la época, ejemplo de ello es la escultura policromada que se encuentra en la iglesia de San José del Carmen (Las Teresas) de Sevilla, un anónimo del segundo tercio del s. XVII , que hemos querido traer aquí por la policromía del hábito que presenta una cuidada estofa con profusión de dorados en sus motivos vegetales, iluminándose este estofado por el picado de lustre; y además, por la propia escultura, ya que la podemos considerar una de las representaciones más delicadas del Santo, y entre las andaluzas, la que mejor plasma su carácter místico (16). La atención centrada en el rostro de carnaciones en mate (lo que permite la insistencia de pinceladas, transparencias y blandura cromática, para representar venas, sombras y el difuminado de los tonos medios), que acentúan sus facciones enjutas y los músculos tensos; está sorprendido en éxtasis, absorto en su contemplación visionaria. En una mano la pluma (desaparecida de la imagen) y en la otra el libro abierto sobre el que se apoya la Cruz con su calvario. Llama la atención las líneas compositivas que abundan en la idea de la Cruz (el escapulario marca la vertical y las manos la horizontal).

No queremos acabar este breve repaso a los pilares de la iconografía carmelitana sin mencionar otros temas que fueron también de importantísima significación para la Orden. Entre ellos citaremos El Crucificado: en el tiempo en que se desarrolló la teología de la Contrarreforma, tema clave fue la iconografía de Jesucristo. La contemplación de la Humanidad del Hijo de Dios, con sus llagas sangrantes y su sufrimiento, conmoverán a una gran devoción; este es el caso de Santa Teresa ante el Ecce Homo, y San Juan de la Cruz ante la pasión del Señor, tema muy presente y constante en su espiritualidad.

Hay que citar también la figura de San José, debido a la trascendencia que en esta época adquiere la infancia de Jesús y que contribuirá a la exaltación de sus padres. La figura de San José adquiere ahora gran importancia siempre en su relación con el Niño.
La iconografía del Niño Jesús será retomada a partir de la Contrarreforma como exaltación de la humanidad de Cristo. Sus representaciones serán fundamentalmente dos: Niños Jesús de gloria y Niños Jesús de Pasión. El Niño Jesús será uno de los temas más divulgados gracias a la labor de Santa Teresa de Jesús y su Orden, tanto en sus escritos como en la propagación de imágenes, encontrando gran cantidad de ellas en los conventos.

En las devociones carmelitanas es práctica habitual la pareja formada por San Elías y San Juan el Bautista. Su relación está basada en que ambos son precursores: Elías de Juan, y éste de Cristo.
Concluiremos con el tema de Santa Ana, que como madre de María se convierte en uno de los temas predilectos del Barroco; y muy relacionada con la Orden del Carmelo, ya que según algunas crónicas de la Orden se apareció a un grupo de carmelitas en los primeros tiempos (17).
M.ª Dolores Mármol Marín

NOTAS
(14) M.ª Teresa Dabrío en Catálogo Exposición Iconografía..., p. 78.
(15) Menéndez y Pelayo: "De la Poesía Mística", en Estudios de crítica literaria, 1.ª serie. Madrid, 1884.
(16) Alberto Villar Mobellán en Catálogo Exposición Iconografía..., p. 48.
(17) M.ª Dolores Díaz Vaquero en Catálogo Exposición Iconografía..., p. 132

"Iconografía y Arte Carmelitano" Santa Teresa de Jesús

CUATRO IMÁGENES DE LA ICONOGRAFÍA CARMELITANA
3ª imagen: Santa Teresa de Jesús, Doctora de la Iglesia
Ya hemos hablado de la importancia de la Santa en la Orden y por tanto numerosas son sus representaciones, tanto como fundadora, como protectora de los Descalzos.
Hemos elegido esta obra no sólo por lo que representa iconográficamente, sino también por su valor escultórico Realizada por Alonso Cano en 1629, formó parte del retablo que encargó Don Francisco de Ortega y su esposa en 1628, con destino a la iglesia del Colegio de San Alberto de Sicilia, perteneciente al Carmen Calzado. Al desaparecer el convento en el s. xlx se pierde parte del retablo, pero se salvó esta magnífica escultura que pertenece a la época sevillana del maestro y que se encuentra en la actualidad en la iglesia de Nuestra Señora del Buen Suceso de Sevilla (11).
Presenta a la Santa con los atributos que la distinguen como Doctora de la Iglesia: en una mano la pluma delicadamente sujeta, en la otra el libro y la cabeza cubierta con el birrete característico de su grado (del cual, el profesor Domingo Sánchez Mesa, opina que es posterior). El rostro sereno, los ojos en actitud expectante, claro signo de su inspiración divina y las facciones bien proporcionadas.
La imponente y serena vertical con que decididamente se nos presenta esta figura se consigue en gran parte con el amplio plegar de su capa que deja libre el brazo derecho. Son estos grandes pliegues los que en una visión pictórica, como asegura el profesor Sánchez Mesa (12), serían tema ideal para valorar el claroscuro propio de una etapa tenebrista. Pero estos pliegues no se definirían sobre una tela delgada y frágil, más apta para el plegado menudo, sino sobre un tejido donde el relieve del bordado exige grosor y, por lo tanto, peso. El pliegue tiene que vencer el grosor de las telas y da como resultado un dibujo amplio y definido.


Llama poderosamente la atención la policromía, realizada posiblemente por el propio Cano, ya que durante su estancia sevillana aparece en la mayoría de los Contratos como maestro escultor y como maestro pintor de imaginería (13). La gran originalidad de Cano como policromador radica fundamentalmente en la compenetración de las visiones pictóricas y escultóricas.

La Santa va vestida con el hábito y el escapulario de la Orden. Profusamente decorados, al gusto de la época, el brillo de los oros y la riqueza del estofado imita ricos brocados; los temas vegetales, flores y cogollos invaden todo el hábito, reforzando la intención de la talla.
M.ª Dolores Mármol Marín

NOTAS
(11) M.ª Teresa Dabrío en Catálogo Exposición Iconografía..., p. 44.
(12) Domingo Sánchez-Mesa (1971), p. 136.
(13) Domingo Sánchez-Mesa (1971), p. 132.

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martes, 3 de febrero de 2009

"Iconografía y Arte Carmelitano" Virgen del Carmen

CUATRO IMÁGENES DE LA ICONOGRAFÍA CARMELITANA
2ª imagen: Virgen del Carmen
La dedicación de la Orden a María, a quien se considera "Caput Carmeli" y "Decor Carmeli" lleva consigo la exaltación de la Virgen del Carmen por el arte carmelitano, que la glorifica en numerosas obras (9).

Iconográficamente se representa a María como Madre, llevando en brazos al Niño Jesús y portando la Virgen el escapulario, símbolo del hábito carmelitano y de la salvación eterna, y cubierta por un manto que simboliza la protección de María a la Orden.
Un ejemplo es esta escultura situada en la hornacina principal del retablo mayor, en el convento de San José de Carmelitas descalzas de Antequera (Málaga), de autor desconocido y realizada en el s. XVII (10).

Es una imagen de gran belleza que repite el modelo iconográfico característico: Virgen joven con el Niño en brazos. El Niño es un modelo prototípico del momento: rostro regordete como las manos y pies, pelo rizado, frente despejada y que sostiene en una mano la bola del mundo y la otra en actitud de bendecir.

La Virgen de rostro sereno y de finísimas facciones, extiende el brazo derecho llevando en la mano el escapulario y sosteniendo el cetro. La rodilla izquierda levemente doblada, hace recaer el peso sobre la pierna derecha produciendo una curvatura a este lado del cuerpo, a la altura de las caderas, que rompe un poco la estaticidad de la figura, ya que por el tratamiento de los pliegues, la rigidez y manierismo en la forma de recoger el manto en la cintura da un sentido de pesadez al conjunto.

Vestida con túnica marrón y escapulario, decorado con incisiones doradas, como corresponde a la patrona del Carmelo, y envuelta por un amplio manto blanco adornado con flores, el cual, por su decoración con picado rameado, contraste entre los colores rojos y azules, los claveles abiertos y los adornos de rocalla, nos hablan de que la imagen pudiera estar repintada en el s. XVIII. Cubre la cabeza con un fino velo dorado de menudo plegado que le cruza bajo el cuello.
M.ª Dolores Mármol Marín

NOTAS
(9) Fernando Moreno Cuadrado en Catálogo Exposición Iconografía..., p. 22.
(10) M.ª Ángeles Raya Raya en Catálogo Exposición Iconografía..., p. 46.

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domingo, 1 de febrero de 2009

Iconografía y Arte Carmelitano - San Elias

CUATRO IMÁGENES DE LA ICONOGRAFÍA CARMELITANA

1ª imagen: San Elias

Comenzaremos el recorrido iconográfico por San Elías, que junto al elemento mariano, son los dos grandes pilares de la Orden, por eso es lógico encontrar representaciones de San Elías en las iglesias y conventos de carmelitas, tanto Calzados como Descalzos.

Una muestra sería esta escultura a la que nos vamos a referir y que se encuentra en la Capilla de la Virgen del Carmen de la Catedral granadina. Perteneció al antiguo convento de Nuestra Señora de la Cabeza de Carmelitas Calzados de Granada, siendo donada en 1807 a la Catedral por un devoto (7).
La escultura, de madera policromada, fue realizada por el gran imaginero Pedro de Mena, hombre muy devoto y de sentimientos religiosos, realiza sus esculturas místicas con gran realismo y emoción (8). Se trata de una imagen de vestir.
La atención de la obra está centrada en la expresión del rostro: cabellos y barba minuciosamente tallados y policromados en tonos blanquecinos, lo que nos está diciendo que se trata de un venerable anciano, iconografía propia del patriarca; piel arrugada por la fatiga, el cansancio y la penitencia y tono oscuro que nos habla de un hombre curtido por el sol del desierto; mirada llena de fuerza y expresividad que indica su fogosa predicción del Dios único y verdadero, acentuando aún más por el gesto violento del brazo derecho que levanta la espada, presto a castigar, mientras que en la mano derecha sostiene otro de los atributos característicos de esta Orden religiosa: el libro, en este caso, el de sus profecías. La imagen se completa con una túnica de tela estampada y una capa que imita la piel de camello, que junto con el color tostado de las carnaciones nos hablan de su vida de eremita.
M.ª Dolores Mármol Marín

NOTAS
(7) Juan J. Justicia Segovia en Catálogo Exposición Iconografía..., p. 42.
(8) Orueta (1914).

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